Cada pieza comienza como una idea, cruda, sin filtrar, inquieta. Toma forma a través de horas de trabajo, a través de la prueba y el instinto, a través del empuje y el tirón de la creación. No hay fórmula, sólo visión y manos que hacen algo real. El proceso no es perfecto, pero de eso se trata. La imperfección encierra carácter.

Se mueve con determinación, con los músculos en tensión y la mirada fija en el horizonte. El viento no lo empuja hacia atrás, lo lleva hacia delante. Este caballo se siente libre sin vallas, sin riendas... sólo movimiento, sólo la necesidad de seguir adelante. Algunos intentarán domarlo, frenarlo, obligarlo a seguir un camino que no es el suyo. Pero las cosas salvajes no se rompen. Se adaptan, perduran, se convierten en algo más grande que el control.

DHILLS existe en ese espacio de tensión entre el movimiento y el cambio, entre el instinto y el diseño. No se trata de encajar en las expectativas ni de ir a lo seguro. BCN es así. Se trata de dar forma a algo que siente bien, que habla sin intentarlo. Recuerda esa camiseta... La llevaba puesta cuando finalmente decidí dejarme llevar y seguir adelante.